segunda-feira, 21 de abril de 2014

De Suecia para el mundo: irrumpe la jornada laboral de seis horas (*)

El Mundo

Bajo la mirada de otros países y de empresas, una ciudad sueca comenzó a testear la productividad de ese horario
Por Luisa Corradini  | LA NACION
   

PARÍS.- ¿Trabajar seis horas por día y cobrar como si fueran ocho o nueve? ¿Quién podría decir que no? El atractivo proyecto responde a la iniciativa del intendente de la ciudad sueca de Gotemburgo, para crear puestos de trabajo y aumentar la productividad de sus empleados.
Mats Philem, responsable de esa urbe de 500.000 habitantes, la segunda entre las más grandes de Suecia, propuso a comienzos de abril a su consejo municipal reducir el tiempo de trabajo a la mitad de sus empleados durante un año. En ese período, la otra mitad continuará trabajando con el mismo horario; todos recibirán el mismo salario.
"Al término de la experiencia, compararemos ambos grupos. Esperamos constatar menos ausencias por enfermedad entre quienes trabajaron menos y que los asalariados se sientan mejor mental y físicamente", explicó Philem.
Convencido de que la productividad es menor cuando las jornadas laborales son más largas, el intendente del Partido de Izquierda espera también aumentar la eficiencia de su administración.
Su experimento convirtió a Gotemburgo en un laboratorio que, desde comienzo de mes, está bajo la lupa y es tema de conversación de las grandes empresas multinacionales y de otros gobiernos.
Philem se apoya en numerosos estudios que demuestran, en efecto, que una jornada de trabajo más corta influye positivamente en la productividad. Basándose en cifras publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el instituto Policy Mic confirma: "Mientras más se trabaja, menor es la productividad".
Actualmente, los suecos trabajan un promedio de 36,5 horas por semana. Suecia está entre los países de la OCDE que tienen las semanas de trabajo más cortas. En Francia, que hace 14 años adoptó un régimen similar, el horario semanal oficial es de 35 horas, pero los franceses trabajan un promedio de 38 horas. El resultado no es el mismo cuando se comparan ambos países en términos anualizados. Allí, los franceses trabajan menos que los suecos: 1482 horas por año contra 1636.
No obstante, Francia mantiene una competitividad superior a la sueca y a muchos otros países. Los turcos, por ejemplo, se acercan a las 49 horas semanales, pero en términos de competitividad están muy lejos de Francia, de Noruega (33,9 horas) o Luxemburgo (37 horas).
En todo caso, todos los estudios demuestran que Francia es el país donde menos se trabaja en el mundo. Según el sitio económico Business Insider, los franceses se ubican justo delante de Alemania, Luxemburgo y Bélgica. Un gráfico demuestra que los países que más trabajan son Corea del Sur, México y Chile, mientras que Estados Unidos se encuentra en el promedio de los miembros de la OCDE.
Ese récord francés no se debe únicamente al tiempo laboral semanal, también tiene en cuenta la edad de la jubilación. Hace 14 años, el gobierno socialista dirigido por el premier Lionel Jospin instauró en Francia la semana de 35 horas para crear puestos de trabajo. Desde entonces, una avalancha de críticas se abate sobre esa medida, acusada de haber derrumbado la competitividad de las empresas y la performance económica del país. Las cifras, sin embargo, parecen desmentirlo.
Excluyendo del análisis la gran crisis financiera que golpeó a Europa a partir de 2007, un informe del Departamento de Análisis y Previsión del Observatorio Francés de Coyunturas Económicas estima que la actividad en el sector privado francés experimentó un pico de crecimiento de 2,9% de promedio anual en el período de aplicación de la ley. "Entre cinco de los mejores años que conoció el sector privado en los últimos 30 años, tres se sitúan durante el período 1998-2002 -según un criterio de crecimiento económico- y cuatro si se retiene el de creación de puestos de trabajo", anota el estudio.
Para el organismo, tras la aplicación de las 35 horas, "los resultados franceses fueron mejores que los registrados en el resto de la eurozona, sobre todo comparados a Alemania e Italia. Durante el decenio 1998-2007, el crecimiento fue superior en un punto al de Italia y en 0,8 puntos al de Alemania", afirma.
Francia no fue el único país que decidió reducir el tiempo semanal de trabajo. Finlandia hizo la experiencia entre junio de 1996 y diciembre de 1998. Por la grave recesión, 20 municipalidades participaron en el proyecto "6 + 6". Los empleados trabajaban seis horas, reemplazándose unos a otros. "La mayoría de los participantes afirmaban sentirse menos cansados y menos agotados emocionalmente al término de la jornada", anotaba el instituto Dollars and Sense, en 2001.
Los empleadores, sin embargo, decidieron poner fin a la experiencia, pues consideraron que el aumento de productividad, eficiencia y disponibilidad de los servicios no eran suficientes como para absorber los mayores costos del trabajo.
Dejar a la gente trabajar en la forma que desee "sólo puede aumentar la productividad", afirma Dharmesh Sha, cofundador y director técnico de la firma Hubspot. A su juicio, ese sistema permite a los empleados hacer su trabajo en el mejor momento para ellos y no en horarios convencionales. "Pero, sobre todo -afirma-, aumenta en forma exponencial el sentido de responsabilidad.".

(*) Ao final do mandato de José Geraldo de Sousa Junior na reitoria da UnB (2008-2012) a jornada flexibilizada de seis (6) horas foi aprovada pelo Conselho de Administração da universidade e teve início sua implantação, por meio de um bem elaborado programa de análise do processo de trabalho, definição de continuidade de tarefas e apoio de um projeto de qualificação, incluindo pós-graduação (mestrado profissionalizante). Embora tendo base legal em face da existência de decreto federal prevendo o procedimento, não houve continuidade da proposta após o mandato e hoje, ela está sendo desconstituída. Pena, enquanto o mundo caminha numa direção, ou porque é difícil ou porque não há abertura política e simbólica para pensar novos processos, ali onde mais forte deveria ser o pensamento de vanguarda - a universidade - prevalece o conformismo.


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