Por: Shyrley Tatiana Peña Aymara[1]
El domingo 11 de abril del
presente año se llevaron a cabo las elecciones en el Perú que tuvieron como ganadores,
en la primera vuelta electoral, a Pedro Castillo Terrones del Partido Político
Perú Libre con más de 19.070% y a Keiko Fujimori del Partido Fuerza Popular con
un 13.368%, de acuerdo a las actas procesadas por la Oficina Nacional de
Procesos Electorales (ONPE) al 97.031 %.
Los siguientes lugares los
ocupan Rafael López-Aliaga de Renovación Popular con 11.677%; Hernando de Soto de
Avanza País - Partido de Integración Social con 11.619%; Johny Lescano
de Acción Popular con 9.114%; Verónika Mendoza de Juntos por el Perú con 7.846%;
César Acuña de Alianza para el Progreso con 6.057%; y Daniel Urresti de Podemos
Perú con 5.647%. Mientras, los demás candidatos de los otros partidos
alcanzaron en total un 15.58%.
Este escenario marca el inicio
del “bicentenario”, es decir, de los 200 años de haberse fundado la República
del Perú. Más allá de múltiples miradas sobre este momento histórico, lo
innegable es la aguda fragmentación política a nivel nacional, el descrédito de
“los mismos políticos corruptos de siempre”, el crecimiento de la desigualdad
económica, la pérdida masiva del empleo que supera los 6 millones (Ministerio
de Trabajo y Promoción del Empleo), la violencia de género, entre muchos más
problemas.
Todo ello, en medio de la crisis
más severa que el Perú y muchos países del mundo vienen enfrentando en su
historia republicana que es causada por la pandemia de la COVID-19 o
coronavirus, la cual, según el Ministerio de Salud, supera las 55 mil muertes a
nivel nacional y donde cada día mueren alrededor de 300 peruanos y peruanas al
día. Ello conduce a uno de los más altos índices de mortalidad en el mundo por
esta enfermedad. En las siguientes líneas traigo algunas reflexiones, después de
esta primera vuelta electoral en el Perú.
Lima ¿es el Perú?
Los resultados electorales causaron
mucha zozobra para muchos, así como, una “sorpresa” al saber que dos fuerzas
políticas tan polarizadas se estarán disputando la segunda vuelta electoral el
próximo 6 de junio. El profesor, rondero, agricultor y sindicalista, Pedro
Castillo del Partido Político Perú Libre fue el ganador de esta primera vuelta,
lo cual consolidó su victoria en los sectores rurales y más olvidados
históricamente en el Perú, repartidos en las regiones de la costa; la sierra
norte, centro y sur, además de una parte de la Amazonía. Mientras, la hija y ex
primera dama del gobierno de Alberto Fujimori, Keiko Fujimori del Partido
Fuerza Popular tuvo acogida en parte de la Amazonía y las regiones de la costa
norte del país.
Hacer esas precisiones son muy
importantes, pues en Lima, la capital peruana, ninguno de los dos candidatos
logró ganar. Para muchos y muchas pareciera ser que en Lima se vive todavía un
distanciamiento entre lo que es la capital, donde se encuentran las principales
encuestadoras y el centralismo del país, frente a las diversas realidades que
muestran las otras regiones. Es nuestra historia que nos ayuda a explicar esto,
pues recordemos que Lima fue capital del Virreynato de España que vivía muy
desconectada con las otras regiones, así como, una ciudad que aglomera más de 9
millones de habitantes donde la desigualdad de oportunidades llega a dividir
distritos hasta con muros físicos entre pobres y ricos como el caso de los
distritos de Ate y La Molina, respectivamente. De la misma forma, a pesar de
ser una ciudad tan diversa que congrega a millones de migrantes de las otras
partes del Perú, sus grandes élites desconocen las necesidades reales de la
gente que no están en los grandes centros o que hacen parte de los Asentamientos
Humanos. Un dato importante es que los distritos más ricos como Miraflores, San
Isidro, San Borja y Surco fueron los que presentaron mayor ausentismo en estas
elecciones, ya que muchos de ellos prefierieron pagar la multa y no exponerse
en esta situación de pandemia.
A nivel nacional casi 30%
representó el ausentismo y cerca del 18% lo obtuvieron los votos blancos o
nulos. En este escenario estadístico bastante fragmentado ya presentado,
constituye más dudas e incertezas entre la izquierda radical representada por
Castillo y la vuelta de la derecha conservadora de Keiko Fujimori quienes se
verán enfrentados.
Castillo es “el lápiz”
Llama la atención que a semanas
y días antes de esta primera vuelta electoral, las encuestadoras en el país
posicionaban a otros candidatos en primeros lugares, mientras Castillo no era
considerado entre los favoritos. Pareciera ser que las mismas retrataban
solamente la realidad limeña y que para algunos ¿podría representar una
“manipulación de votos” por parte de los medios de comunicación informantes,
así como, por las redes sociales?
La figura de Castillo causó “sorpresa
nacional”, principalmente, para los sectores más acomodados con acceso a
internet y provenientes de centros urbanos guiados por las encuestadoras como
la única fuente confiable. Antes de estas elecciones la tendencia en twitter de
Pedro Castillo no figuraba entre las más buscadas. Entonces, ¿cómo Castillo llegó
a obtener esa preferencia? ¿Cuáles fueron las estrategias empleadas para llegar
a sus electores?
“Marca el lápiz”, “yo voté por
el lápiz”, “vota por el profe”, “es rondero como yo, del pueblo” y “No
más pobres en un país rico” fueron algunas de las frases más escuchadas dentro
de la campaña electoral a favor de Castillo, las cuales llegaron de voz en voz.
También, los profesores rurales, los pertenecientes y simpatizantes a Perú
Libre marcaron un protagonismo en esta campaña desde las bases populares,
recorriendo la sierra, costa, selva, periferias y lugares casi inaccesibles. Ayudadas
por el símbolo del partido representado por un lápiz lograron un acercamiento a
un elemento conocido por jóvenes y adultos que marcan la vida de cualquiera,
pues ¿quién nunca ha utilizado un lápiz?
Ello, ha causado una
identificación rápida y un entendimiento con la propuesta política de izquierda
que abraza la teoría marxista y bajo su luz interpreta todos los fenómenos que
ocurren en la sociedad mundial, continental y nacional, sus causas y efectos, y
a partir de ese diagnóstico plantea criterios de solución que conlleven a la
satisfacción de las mayorías, tal como lo señala su Ideario y Programa. Sin
embargo, ¿en qué medida la noción de “izquierda radical” es comprendida en esos
términos en la población votante? Lo claro es que sus idearios de cambio; nueva
constitución; renuncia al sueldo vitalicio de presidente y a la “planilla
dorada” de los congresistas y ministros, son propuestas ampliamente apoyadas.
Como Castillo lo señaló en la
primera conferencia de prensa después de las elecciones desde Chota, Cajamarca:
“el lenguaje está estructurado de acuerdo a las necesidades del pueblo”,
llamando así a la concertación e invitación a partidos políticos y organizaciones
sociales para que apoyen con su voto en estsa segunda vuelta. Esas herramientas
simples de la comunicación política fueron eficaces que consiguen llegar, a
través de la pedagogía popular a multitudes, o sea, a aquellas que no tienen
internet o no usan las redes sociales. La autoidentificación con el pueblo es
una característica movilizadora y poderosa entre sus simpatizantes al brindar
entrevistas desde la comunidad de Puña, es decir, los medios de comunicación
hegemónicos deben ir hasta allá si quieren obtener alguna declaración. En este
contexto Lima ya no es el centro de las noticias sobre el candidato a la
presidencia del Perú. Hecho nunca antes visto.
Frente a sus detractores que
emplean el calificativo de “terrorista” para referirse hacia él, sus
declaraciones son potentes como “quiero que vengan a mi tierra a decir que soy
terrorista” o “terrorista es el hambre y la miseria”. Incluso,
es inevitable ver el clasismo y racismo expuesto ante la victoria del rondero.
Nunca en la historia peruana, un rondero con su sombrero cajamarquino llegaba a
segunda vuelta, lo cual es alvo de críticas como: “un ignorante quiere ser
presidente”, “no sabe hablar ni castellano”, “¿en qué hemos caído para que un
campesino llegue a Palacio?”, “serrano tenías que ser por haber votado por
Castillo”.
Tanta fue la “sorpresa
internacional” que la cadena de noticias CNN no tenía una foto del candidato al
presentarlo como ganador junto a su rival. Ello lleva a un cuestionamiento que
demostraría el desinterés de estos medios internacionales y ¿en qué medida el poco
profesionalismo de este medio al no hacer un mínimo trabajo de investigación
para ubicar una foto? ¿es una forma de invisibilización mediática? ¿un error
involuntario?
El Perú en la encrucijada: ¿izquierda radical o vuelta del
fujimorismo?
La polarización entre la
ideología de Perú Libre y Fuerza Popular remite a la izquierda radical y la
derecha conservadora, respectivamente, las cuales se verán enfrentadas en unos
meses y será la democracia instrumentalizada en cada voto las que elegirán con
legitimidad quien llegue a gobernar los próximos 5 años.
La endeble democracia peruana
hoy se encuentra en jaque, después de haber tenido en menos de 3 años, 4
presidentes de la República, así como, algunos ex presidentes se encuentran en
la cárcel o investigados por casos de corrupción. Y es que la corrupción es nuestra
pandemia paralela que venimos sufriendo. He ahí el desencanto de la política y
la ascensión de “los mismos políticos de siempre”.
Esta segunda vuelta electoral
nos muestra que los dos partidos poseen cargos por corrupción que arrastran y
que, aún así, fueron elegidos por los propios peruanos y peruanas. Actualmente,
según el Diario La República, la Fiscalía de la Nación acusa a Keiko Fujimori
por liderar una organización criminal al interior de su partido político por
lavar dinero de empresas como Odebrecht, haber recurrido a falsos aportantes y poseer
cuentas offshore en las campañas del 2011 y 2016. Estas investigaciones
incluyen a 41 personas que hoy se encuentran en la dirigencia del partido,
parientes y asesores. Por tanto, ¿la ganancia de esta elección presidencial
blindaría a todas estas personas, incluida a Keiko Fujimori?
Entre una de las declaraciones
de la candidata, aseguró que brindaría el indulto presidencial a su padre, el
expresidente Alberto Fujimori, acusado por casos de corrupción y violación de
derechos humanos durante su periodo de gobierno, en el que Keiko Fujimori
asumió ser primera dama. Esta situación es, quizás, una de las principales
causas de campañas antifujimoristas que denuncian la implantación del
neoliberalismo y el crecimiento de las desigualdades estructurales en el Perú,
expuestas aún más en esta pandemia.
Por su parte, Pedro Castillo no
se encuentra investigado por algún caso de corrupción. Sin embargo, la
corrupción arremete al fundador de su partido en 2007, Vladimir Cerrón, quien
ahora es secretario general del mismo. Éste fue condenado a prisión por
favorecer a un consorcio con obras en La Oroya cuando fue elegido como
gobernador regional de Junín. También, la fiscalía de Huancayo investiga a dos
de sus hermanos y otros dirigentes del partido por el delito de lavado de
activos. Otra acusación es que Cerrón habría recibido camionetas de la empresa
Antalsis en las elecciones de 2010 a cambio de contratos de construcción.
Esas dos situaciones confrontan
aún más a la población para decidir su voto y generan más imaginarios posibles
entre “el mal menor” o si al ser elegido/a cualquiera de los dos, el Congreso arremeta
y se genere otra crisis gubernamental como las vistas en estos últimos meses
con destitución de presidentes.
En estas elecciones fueron en
total 18 partidos políticos disputando las elecciones presidenciales y 20
queriendo superar la valla electoral para el congreso y Parlamento Andino este
2021. 10 fuerzas políticas se posicionarán en un nuevo parlamento este 28 de
julio junto al/a próximo/a presidente/a de la República. Hasta este momento, la
ocupación de escaños estaría dividido de la siguiente manera: el Partido
Político Perú Libre (37), Fuerza Popular (24), Acción Popular (17), Alianza
para el Progreso (15), Renovación Popular (13), Avanza País (7), Podemos Perú (5),
Juntos por el Perú (5), Somos Perú (4) y Partido Morado (3). Como vemos, no hay
alguna mayoría absoluta por ninguno de los partidos de segunda vuelta.
Algunas reflexiones finales
Después de todo lo expuesto, una
vez más, tendremos la fragmentación en el legislativo y si es que el Ejecutivo no
tiende alianzas y no es promotor de consensos, veremos que el círculo y la
historia ya conocida volverán a repetirse. Por tanto, esa tendría que ser una
pauta de diálogo que los electores tendremos que presionar para que se
respeten. Todo ello, pensando en las necesidades reales de la gente.
El contexto de la pandemia nos
conducirá a escenarios mucho más desafiantes por lo que tendremos que estar
preparados. La población buscará la solución más rápida a la grave crisis
sanitaria y económica que el Perú viene enfrentando y el gobierno elegido será
quien tenga una responsabilidad en el manejo de la misma. Por tanto, es hora de
que las voces de los sectores más relegados históricamente sean escuchadas para
no caer en el abismo de más convulsión social, la cual podría estar propiciada
por la fuerza política que llegue a perder.
Un aspecto que lamentablemente se
sigue evidenciando es el racismo, clasismo y sexismo por parte de los sectores
más acomodados frente a la mayoría de la población. Esta primera vuelta
electoral ha demostrado la segregación entre Lima y el resto del Perú. Por lo
que, cabe el compromiso de acabar con la discriminación de todo tipo para
llegar a construir un país intercultural y donde todas, todos y todes seamos
respetadxs.
Un aspecto imprescindible es que
la construcción de la democracia desde la gente no se acaba con la
instrumentalización del derecho al voto en las urnas, sino va más allá con la
vida diaria, es decir, cuando generamos espacios colectivos de vigilancia
frente a nuestros gobernantes. Desde nuestros pueblos originarios y colectivos
tenemos que aprender esas formas donde la ciudadanía sea respetada por el
Estado.
En materia de garantía de
derechos fundamentales Perú Libre y Fuerza Popular deberán defender si quieren
ser elegidos por esas mayorías populares hoy acentuadas en condiciones de
miseria, siendo las mujeres las más afectadas. La agenda de género será la más
disputada en lo que viene por adelante, pues ambos partidos deberán entender
que sin la garantía de derechos de las mujeres no hay democracia, ni Estado de
derecho. Ambas candidaturas nos han demostrado que, por un lado, no importa ser
mujer en la presidencia para necesariamente defender una agenda plural,
feminista y de disidencias en el caso de Keiko Fujimori. Por otro lado, Pedro
Castillo, no ha discutido en el fondo esta pauta, la cual está pendiente, pues
hasta ahora las alianzas con grupos fundamentalistas religiosos como “Con mis
hijos no te metas” y el rechazo al enfoque de género en el currículo escolar
están generando incomodidades en las mujeres, lo cual podría afectar severamente
a su candidatura.
Nos quedan días de constante
confrontación mediática y partidaria. ¿Dónde queda el papel de las encuestadoras?
¿Cuáles serán las estrategias que empleen ambos candidatos? ¿Keiko Fujimori
seguirá recurriendo a las acusaciones “terroristas” frente a su opositor?
¿Pedro Castillo continuará manteniendo su estrategia que llega a sectores vulnerables
y cómo llegará a esos sectores más privilegiados? Son algunas de las preguntas
que acompañarán parte del fatídico escenario político peruano.
[1] Doctoranda
apurimeña en Derechos Humanos y Ciudadanía por la Universidad de Brasilia (UNB),
Brasil. Internacionalista y magister en Integración Contemporánea en América
Latina de la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (UNILA),
Brasil. Actualmente es investigadora y docente de la Universidad Peruana de
Ciencias Aplicadas (UPC).
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