sexta-feira, 1 de março de 2019

O FIM de um Império Cognitivo: Para uma Nova Política Epistêmica

El fin de un imperio cognitivo. Este ha sido el título escogido por el intelectual portugués para su última obra, publicada en ingles por el Duke University Press y en portugués por la editorial Almedina. Boaventura de Sousa Santos es un sociólogo portugués de Coimbra nacido en 1940, uno de los principales referentes intelectuales de las izquierdas progresistas en el sur de Europa y en el contexto internacional. Fue miembro de la generación de intelectuales que desarrolló una profunda reforma universitaria e intelectual tras la Revolución de los claveles en el año 1974 en Portugal y más tarde sería uno de los principales impulsores del Foro Social Mundial. Catedrático de la Facultad de Economía y Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de Wisconsin-Madison. Es actualmente el director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, forma parte de la coordinación del Programa doctoral en Estudios Poscoloniales y Ciudadanía Global y es coordinador del Proyecto europeo de investigación ALICE - Espejos extraños, lecciones imprevistas: conduciendo a Europa a una nueva forma de compartir experiencias.
Tras más de dos décadas de estudio, investigación y reflexión sobre lo que ha llamado espistemologías del Sur, ahora nos deja una obra que ataca directamente al corazón de las epistemologías dominantes, ahora llamadas epistemologías del Norte. Para el sociólogo Sousa Santos, tanto el norte como el sur no son solamente categorías geográficas sino, y sobre todo, categorías ontológicas y epistemológicas. El Sur, los sures, para el autor, han sido todos aquellos territorios constituidos en el enfrentamiento de un norte dominante, al pensamiento eurocéntrico y a las estructuras de dominación capitalista, colonial y patriarcal. El Sur (siempre en mayúsculas) es y ha sido históricamente una experiencia colectiva de distintos pueblos, territorios y comunidades constituidos y configurados en torno a un Norte común, el norte hegemónico. Ese norte que a lo largo de los siglos XV y XVI desplegó su hegemonía militar en la conformación del sistema mundo moderno colonial, dibujando así un mundo de colonizadores y colonizados, atravesado por las líneas de abismo, líneas abisales que otorgan (desde un lado de la línea) la categoría de existencia y de no-existencia, sabiendo que la no-existencia también se produce. A través de métodos de producción de la no-existencia, el mundo occidental colonial y eurocéntrico ha llevado a cabo toda una serie de genocidios y epistemicidios que anulaban las formas de existencia de todos aquellos territorios conquistados y gobernados por la guerra. Una razón indolente que ha constituido la formación de los Estados contemporáneos, y una razón metonímica que define a una parte como el todo, anulando así las demás partes, los demás otros, han sido algunas de las características de los modos de dominación que han constituido las líneas abismales que definen las formas de ser y de no-ser. El fin de un Imperio cognitivo trata de hacernos pensar colectivamente sobre la dimensión imperial y colonial de nuestras formas contemporáneas de conocimiento. Para Sousa santos: La política dominante se vuelve epistemológica cuando es capaz de defender activamente que el único conocimiento válido que existe es aquel que ratifica su propia supremacía. La defensa de este principio nos obliga a pensar críticamente sobre los mecanismos, dispositivos y postulados que nos llevan a validar y legitimar ciertas formas de conocimiento e invalidar y deslegitimar otras. Una nueva política epistémica es aquella que se revela contra las formas de deslegitimar conocimiento, dando lugar a nuevas formas de construir el mundo, de apropiarnos de la capacidad de definirnos y representarlo en nuevas narraciones que nacen de la experiencia de las derrotas sociales, políticas y populares contra toda forma de opresión. El saber de las derrotas, el saber de nuestra victorias, la experiencia de las luchas sociales, la experiencia de los genocidios, epistemicidios y feminicidios son parte de un legado de saberes, de formas de entender el mundo y de construirlo que hasta ahora han hecho la guerra a contrapelo.
¿Porqué traducir el prefacio de la nueva obra de Boaventura de Sousa Santos? Bien, por que ahora más que nunca, tal y como señala el autor, nos encontramos ante la desertificación del pensamiento alternativo, especialmente en esta Europa ya agotada por siglos de colonialismo, patriarcado y capitalismo que han impedido a Europa aprender de las experiencias del mundo. El fin de este Imperio cognitivo, también interpela al fin de un Estado cognitivo, el Estado español, cuya forma de entender y definir el mundo ha estado basada por su concepción de Imperialidad ontológica, su castellanocentrismo y la anulación y deslegitimación de todo aquello que no hayan sido su propia epistemologias del Norte hispanocentrico. El caso del Estado español es la experiencia sublime de la anulación, la conquista, la subordinación, el exterminio tanto de sujetos colonizados, minorías nacionales, indígenas, moriscos, judíos, gitanos, mujeres, negros, esclavos. Pensar a España como centro indisoluble, como proyecto universal y como referencia y letimidad para la existencia de todo el resto del mundo conocido (conquistado, más bien diríamos). Esa forma epsitemologíacamente dominante que es compartida tanto por izquierdas como por derecha en el seno de las culturas políticas dominantes del Estado español.
Para Boaventura de Sousa Santos el mundo occidental eurocéntrico ha construido una forma de pensamiento científico, analítico e intelectual que se deriva en lo fundamental de las largas guerras de despojo que Occidente ha llevado contra el mundo. Esto es algo que bien podríamos aplicar al Imperio español y su expresión política contemporánea, el Estado español y su forma de comprender y definir a sujetos como América Latina, el Magreb, Andalucía, Galicia o Cataluña. Con toda la complejidad, la diferencia, transformaciones y  rupturas que existen entre los distintos sujetos incorporados al Estado español y el papel de los mismos en el gobierno y administración del Imperio.  Son los saberes dominantes de una experiencia de guerra los que hoy han construido las grandes teorías científicas en ciencias sociales, los que han dado relatos y narrativas a las instituciones universitarias y los que han explicado y definido el mundo. Para el autor, el pensamiento crítico progresista de carácter occidental y eurocéntrico ha compartido esta raíz epistémica, asumiendo los legados de un saber colonial constituido en las experiencias coloniales, patriarcales y capitalistas de despojo y explotación. Prueba de ello es el agotamiento que vive Europa tanto a izquierda como a derecha. Un agotamiento que se expresa en forma de crisis de identidad, de auge de la extrema derecha, de quiebra de los principales valores europeos tales como la democracia, la ciudadanía o los derechos humanos. A su vez cada vez son más las respuestas, levantamientos y críticas al sistema que se dan fuera de los cauces institucionales de participación tales como las democracias participativas o los movimientos sociales de carácter asambleario y asociativo.
Un nuevo fantasma recorre Europa el de una nueva rebelión, un nuevo desacato, una intuición colectiva que va más allá de los patrones y formas de entender el mundo propuestas por el pensamiento occidental eurocéntrico y nacidas en el Norte. Lo que Sousa Santos llama la dimensión cognitiva de las luchas de resistencia, es hoy el campo de disputa de las nuevas posibilidades de emancipación en un mundo al borde del colapso, en tanto este colapso se da en la forma que explica la situación a la que el Norte epistemológico somete al mundo.
Europa ha dejado de pensar. Este impasse mantiene a Europa y al mundo occidental como un espantapájaros que trata de asustar los deseos de libertad, reparto y emancipación que sobrevuelan de nuevo el mundo. Europa ha dejado de sentir, por tanto ha dejado también de explicar el mundo. Epistemologías posabismales, formas de interpretar en el mundo que nacen de las luchas por cambiar el mundo, y que por parto van más allá de las interpretaciones occidentales entre los que existen y aquellos que han sido producidos como no-existentes. Epistemologías que nacen del respeto, el conocimiento y el re-conocimiento son las propuestas por el autor. Metodologías posabismales, no extractivistas que vayan más allá del legado cognoscitivo colonial, que traten de ver aquello que el Imperio ha arrasado, que sepan construir verdades extraídas de la experiencia del mundo y no solo de lugares donde occidente ha depositado la verdad, tales como archivos y monumentos. Por último pedagogías pos abisales, que expliquen y enseñen entre iguales, desde abajo, que dialoguen escuchando, que construyan saberes en la escucha. Estos son los tres bloques que propone la nueva obra del autor, epistemologías posabismales, metodologías posabismales y metodologías posabismales para explicar un mundo más allá del fin del Imperio cognitivo.
El fin de un Imperio cognitivo nos llama, nos obliga, a re-interpretar el mundo mientras luchamos por su transformación, nos interpela a repensar el mundo desde las esperanzas de un mundo mejor, desde el anhelo, desde la rabia y desde las lágrimas de las que luchan. Cambiar un mundo en cambio y reinterpretar desde las luchas un mundo que nos han interpretado aquellos contra los que luchamos.
A continuación compartimos una traducción del prefacio que ha realizado el propio autor a su obra recién publicada El fin de un Imperio cognitivo : La afirmación de las epistemologías del sur, publicado en portugues por la editorial Almedina en el año 2018:

Prefacio al libro El fin de un Imperio congnitivo: La afirmación de las epistemologías del sur 

Vivimos en un periodo en el cual las más repugnantes formas de desigualdad social y de discriminación social se están volviendo políticamente aceptables. Las fuerzas sociales y políticas que acostumbraban a desafiar este estado de cosas en nombre de las alternativas políticas y sociales, parecen estar perdiendo fuerza y de un modo general, están tomando posiciones defensivas. Las ideologías modernas de contestación política han sido en gran medida cooptadas por el neoliberalismo. Existen resistencia, pero esta es cada vez menos creíble en tanto que portadora de una alternativa realista. La resistencia se da cada vez más fuera del contexto institucional y no a través de los modos de movilización política que predominaban en el periodo anterior: partidos políticos y movimiento sociales. La política dominante se vuelve epistemológica cuando es capaz de defender activamente que el único conocimiento válido que existe es aquel que ratifica su propia supremacía. En este Zeitgeist, o espíritu de época, me parece que la vía para salir de este impasse tiene como premisa el surgimiento de una nueva epistemologías que sea explícitamente política. Esto quiere decir que la reinvención o la reconstrucción de la política de confrontación exige una transformación epistemológica.

En 1845, Karl Marx concluía Tesis sobre Feuerbach con la famosa tesis XI: “Hasta ahora, los filósofos no hicieron más que interpretar el mundo de diferentes formas; la cuestión ahora es transformarlo.” Esta tesis vendría a ser el fundamento esencial del pensamiento crítico occidentalocéntrico, reivindicando la centralidad del concepto de praxis como síntesis entre teoría y práctica. Casi doscientos años después es imperioso que regresemos a la interpretación, a fin de que re-interpretemos el mundo antes de intentar transformarlo.

Las teorías críticas desarrolladas durante este periodo con el objetivo específico de transformar el mundo no consiguieron hacerlo en los términos que habían sido previstos. Por el contrario, provocaron una inmensa frustración histórica compuesta de efectos perversos, de sueños que se vuelven pesadillas, de esperanzas que acaban en miedos profundos y revoluciones traicionadas. Los avances civilizatorios que se tenían como irreversibles han acabado por ser destruidos, y las expectativas positivas se invierten, volviéndose negativas. Más allá de eso, el pensamiento conservador moderno, siempre dedicado a prevenir las formas de transformación defendidas por el pensamiento crítico, parece haber tenido un éxito mucho mayor. Tanto es así que la reducción gradual de las alternativas reivindicadas por el pensamiento progresista alcanza tal extremo en nuestro tiempo que se ha vuelto posible afirmar aquello que en los últimos doscientos años era considerado tremenda y obviamente falso afirmar: no existe alternativa.

Una vez asumida por la teoría y por la práctica política, el dominio por excelencia del pensamiento de alternativas, la afirmación creíble de que no existe ninguna alternativa adquiere entonces valor epistemológico. Lo político se vuelve epistemológico cuando pensar en cualquier alternativa política al estado de cosas actual significa lo mismo que fantasear como oposición a la factibilidad o falsificar por oposición a la verdad. Este estado de cosas dicta el fin de la necesidad de toda y cualquier forma de pensamiento crítico transformador, un pensamiento de alternativas, si tal estado de cosas no fuese intolerable o inaceptable para grupos sociales oprimidos por el statu quo, que, en todo el mundo, resisten y luchan contra la opresión y la dominación. No siendo este el caso ¿Cómo explicar y fortalecer estas resistencias y luchas? ¿Con respecto al mismo pensamiento crítico, el pensamiento eurocéntrico, que aparentemente, se dejó secuestrar por la hegemonía conservadora? ¿No será ese esfuerzo inútil y hasta contraproducente? A fin de cuentas ¿Porqué se rindió el pensamiento crítico eurocéntrico? ¿Por qué desistió de formular alternativas creíbles que explicasen y fortaleciesen las luchas creíbles contra la dominación y la opresión? Defiendo en este libro que, para responder a estas cuestiones, es imprescindible cuestionar los cimientos epistemológicos del pensamiento crítico eurocéntrico e ir más allá de él, por más brillante y magnífico que sea el conjunto de teorías que generó. Procuraré mostrar que el problema central reside en que las premisas epistemológicas del pensamiento crítico eurocéntrico y del pensamiento conservador eurocéntrico tienen grandes ( y fatales) afinidades, representando dos versiones diferentes de aquello que aquí denomino epistemologías del Norte.

Para recuperar la idea de que existen alternativas, como para reconocer que las luchas contra la opresión que continúan teniendo lugar en el mundo son portadoras de alternativas potenciales, y es necesario un viraje epistemológico. El argumento de este libro es que ese viraje se encuentra en eso que llamamos epistemología del sur: tenemos que transformar el mundo al mismo que permanentemente lo re-interpretamos; Más aún cuando la propia transformación, re-interpretación del mundo es una tarea colectiva. De esta tesis derivan seis conclusiones. Primero: no necesitamos alternativas sino un pensamiento alternativo de alternativas. Segundo: la re-interpretación permanente del mundo será posible apenas en un contexto de lucha y, por ese motivo, no puede ser llevada a cabo como tarea autónoma, independiente de la lucha. Tercero: siendo cierto que las luchas movilizan múltiples tipos de conocimiento, la re-interpretación permanente del mundo no puede ser producida por un único tipo de conocimiento. Cuarto: dada la centralidad de las luchas sociales contra la dominación, si por casualidad, los grupos sociales oprimidos dejasen de luchar contra la opresión, o porque no se sintiesen necesidad de hacerlo, porque considerasen estar completamente privados de las condiciones necesarias para esa lucha, no habría espacio para las Epistemologías del sur ni, efectivamente, necesidad de ellas. La obra de George Orwell 1984 es la metáfora de la condición social en la cual no existe espacio para las epistemologías del Sur. Quinto: no precisamos de una nueva teoría de la revolución; precisamos por el contrario de revolucionar la teoría. Sexto: Toda vez que el trabajo exigido por la permanente re-interpretación del mundo, necesariamente paralela a su respectiva transformación, es un trabajo colectivo, no hay en el espacio para filósofos entendidos como intelectuales de vanguardia. Por lo contrario, las epistemologías del sur exigen intelectuales de retaguardia, intelectuales capaces de contribuir con su saber para el refuerzo de las luchas sociales contra la dominación y la opresión en que están empeñados.

En una época caracterizada por una desertificación tal de las alternativas, es tan difícil imaginar el fin del capitalismo, del colonialismo y del patriarcado como de imaginar que no tendrán un fin. La imaginación del fin está corrompida por el fin de la imaginación. Con la caída del Muro de Berlín, el capitalismo global se vio libre de una amenaza potencialmente fatal con el que se había confrontado durante todo el siglo XX, el socialismo. En el proceso, se libró igualmente de otra amenaza, menos grave, la cual, a pesar de no poner en cuestión la posibilidad de que el capitalismo se reproduzca indefinidamente, afectaría a su tendencia de concentración de riqueza. Me refiero a la social-democracia al estilo europeo. Habiendose librado de estas dos amenazas, el capitalismo global parece florecer, a pesar de (o exactamente, por motivo de) estar siempre en crisis permanente. Por su propia etimología, o concepto de crisis connota una idea de perturbación ocasional de un sistema y, al mismo tiempo, la oportunidad de mejorar. Hay, sin embargo, una diferencia radical entre la crisis ocasional y la crisis permanente. Una crisis ocasional ha de ser explicada y es, como decimos, portadora de alternativas para superarla. En esto reside la lógica profunda del propio pensamiento crítico. Al contrario, una crisis permanente, en vez de exigir ser explicada y vencida, explica todo y justifica el estado de cosas actual como siendo el único posible, aunque signifique infligir las formas más repugnantes e injustas del sufrimiento humano que el progresos de la civilización supuestamente había dejado en el vertedero de la Historia. El eslogan “capitalismo o barbarie”, proclamado por los apóstoles del comercio libre como von Hayek, se está deslizando a la versión de “capitalismo y barbarie”. Entre tanto, no es coincidencia que el lema original de Rosa Luxemburgo “socialismo o barbarie” haya estado ausente. Según la lógica de la crisis permanente, las personas son llevadas a vivir y a actuar en crisis, pero no a pensar y a actuar de forma crítica.

En una época como esta, los que luchan contra la dominación no pueden contar con que haya luz al fondo del túnel. Habrán de llevar consigo su propia lámpara, una luz que, aun siendo trémula y débil, ilumine lo suficiente para que sean capaces de identificar el camino, sea cual sea y, así, evitar accidentes fatales.
[SANTOS, Boaventura de Sousa: O fin do Imperio cognitivo. A afirmación das epistemologiás do Sul, Editorial Almedina, 2018.Pulse aquí para el enlace editorial]

JAVIER GARCÍA FERNÁNDEZ

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