Pontificia
Academia de las Ciencias Sociales - Taller sobre “Inteligencia Artificial,
Justicia y Democracia” en la Casina Pío IV, los días 4 y 5 de marzo de 2025.
Comité
Panamericano de Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana, e Instituto
de Investigaciones Jurídicas Fray Bartolomé de las Casas.
Horizontes
éticos e democráticos para la descolonización del mundo digital.
José Geraldo de Sousa Junior
Graduado
en Ciencias Jurídicas y Sociales en 1973. Posee una Maestría en Derecho por la
Universidad de Brasilia (1981) y un Doctorado en Derecho (2008). Es Profesor
Emérito y profesor titular jubilado de la Universidad de Brasilia, donde
actualmente se desempeña como Investigador Colaborador Pleno. Es miembro
honorario del Instituto Brasileño de Abogados y ha ocupado varios cargos de
liderazgo, incluidos Director de la Facultad de Derecho de la UnB y Rector de
la UnB. Su trabajo se centra en la Teoría del Derecho, con énfasis en derecho,
ciudadanía, derechos humanos y justicia. Es co-líder del Grupo de Investigación
“El Derecho Hallado en la Calle”. También es miembro de la Comisión de Justicia
y Paz de la Arquidiócesis de Brasilia e integra el Grupo de Análisis de
Coyuntura Social de la CNBB - Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil.
Una salutación inicial
ao Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de las Ciencias
Sociales, Peter K. Cardenal Turkson y a la Madam President Helen Alford, del
taller, Inteligencia Artificial, Justicia y Democracia.
Saludos a todos los
participantes del taller y a los que forman parte del Panel El Impacto de la IA en los Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales,
Nos reunimos con los
corazones elevados en fervorosa oración por la recuperación del Papa Francisco,
solidarios con su sufrimiento, pero con la fe inquebrantable de que su gran
fuerza espiritual y discernimiento, más que nunca, se hacen necesarios para
abrir caminos que orienten nuestras acciones hacia la edificación del mundo y
el camino de la trascendencia.
Dignidad humana y ética
en la Inteligencia Artificial. Abrir esta perspectiva significa plantearse
cuestiones que nos permitan recuperar el sentido de nuestra propia existencia,
no solo en términos de existencia humana, sino también en cuanto a las
relaciones que establecemos entre nosotros y con el mundo.
En consonancia con la
exhortación del Papa Francisco para guiar las perspectivas de reflexión que
deben orientar este Encuentro, las recientes manifestaciones de dignatarios de
la Santa Sede han sido en el sentido de preservar la dignidad humana como
referente ético para pensar las nuevas tecnologias.
Un recurso para la
"paz", pero también una posible amenaza "existencial". Asin
que, en el Foro de la OSCE para la Seguridad y la Cooperación, monseñor Caccia,
observador permanente de la Santa Sede en la ONU, advierte sobre los riesgos
asociados al uso de instrumentos innovadores en el ámbito militar, comenzando
por la Inteligencia Artificial, enfatizando la imposibilidad de gobernar tales
contextos únicamente a través de algoritmos.
Hacia una
‘Algor-Ética’: Dignidad Humana en la Era de la IA. En la convocatória deste
taller, el Papa Francisco ha hecho un poderoso llamado para priorizar las
consideraciones éticas en el desarrollo y uso de la inteligencia artificial. Él
advierte sobre el peligro de permitir que las máquinas tomen decisiones que
deben permanecer bajo control humano, especialmente en áreas como los sistemas
de armas automatizadas, la administración de justicia, la búsqueda de la verdad
y la práctica de la ciudadanía democrática. De hecho, el impacto de la IA
dependerá de su uso consciente, de las consideraciones éticas y de las
estructuras de gobernanza para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.
El Santo Padre
introduce el concepto de “algor-ética”, enfatizando la necesidad de una
moderación ética de los algoritmos y programas de IA para garantizar que sirvan
a la humanidad. Junto con el Papa Francisco, destacamos la importancia de
priorizar la dignidad humana, la autonomía y la toma de decisiones frente a los
avances de la IA. Advertimos sobre el peligro de delegar decisiones a las
máquinas cuando estas decisiones socavan la libertad y la responsabilidad
humanas y están desvinculadas de consideraciones éticas.
La primera cuestión que
puede plantearse, como forma de entrelazamiento a partir de estos términos, es sobre qué humanidad y qué humanidades
hablamos.
Es evidente que aquí la
alusión al humano y a la humanidad pretende captar una expresión de
humanización como experimento, un proceso de superación y de construcción
histórica. Hegel, a este respecto, afirmaba que no nacemos humanos, sino que lo
humano se realiza en la historia, es una experiencia. Simone de Beauvoir, en
sintonía con Hegel, sostuvo que “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Esto equivale a afirmar
que el origen biológico no define lo humano, porque la vida es inventada y,
culturalmente, es una disputa. Incluso desde una perspectiva teológica, esta
condición explica el surgimiento de lo humano. El Génesis 2:7 narra: “Entonces
el Señor formó al ser humano del polvo de la tierra, hecho de arcilla, y sopló
en sus narices el aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser
viviente”. Esta idea, tal como se representa en Karl Barth, teólogo protestante
acogido en este punto por el propio Ratzinger, se asocia con lo que denomina
“co-humanidad”: uma propuesta de vida humana que postula que una existencia
aislada, separada de la relación con otros seres humanos, no es verdaderamente
humana ni legítima. La experiencia de existir con y junto a otros seres humanos
constituye lo que nos hace humanos.
La teóloga Alzirinha
Rocha de Souza (Instituto São Paulo de Estudos Superiores em Teologia - ITESP –
Brasil; co-autora de Influenciadores Digitais Católicos. Efeitos e
Perspectivas- São Paulo, Paulus-Santuário. 2024), cuyas luces en los campos de
la misiología y la teología pastoral me orientan invariablemente, señala sobre
Génesis 2:7 que la constitución del Adam (la humanidad), más allá de la posibilidad
de trascendencia libre, se da “a partir de la Tierra, que fue creada primero, y
la humanidad es, por tanto, parte de esta tierra, del mundo creado”. Así, sin
la conexión con este elemento, “no somos lo que nos constituye, no somos
humanos”.
José Ortega y Gasset,
autor de La rebelión de las masas (1926), designa esta condición como “vida
inventada”. Advierto que traigo a Ortega y Gasset ya desvinculado del
neokantismo de su primera etapa formativa, y en su tránsito hacia el
hegelianismo, donde se afirmó como un pensador libre que no encaja en
estereotipos, ya sea de izquierda o derecha (según las topografías actuales).
Menos aún en esta
última, que ha divulgado algunos de sus textos sin comprender cuánto este
pensador español ridiculizaba lo que él caracterizaba como “sabio-ignorante”. Dice
Ortega y Gasset:
“Y
he aquí cómo la meditación sobre la técnica nos hace topar dentro de ella, como
con el hueso de un fruto, con el raro misterio del ser humano. Porque este es
un ente obligado, si quiere existir, a hacerlo dentro de la naturaleza,
sumergido en ella; es un animal. Zoológicamente, la vida significa todo lo que
es necesario hacer para sostenerse en la naturaleza. Pero el ser humano
organiza dichas acciones para reducir al mínimo esa vida, para no tener que
hacer lo que tiene que hacer el animal.
En
el espacio que la superación de su vida animal deja, el ser humano se dedica a
una serie de tareas no biológicas, que no le son impuestas por la naturaleza,
sino que él mismo se inventa. Y precisamente a esa vida inventada, inventada
como se inventa una novela o una obra de teatro, es a lo que el ser humano
llama vida humana, bienestar”.
Por ello, resulta
sumamente interesante que los Estudios Hacker-Fanonianos recuperen a um
pensador y militante fundador del pensamiento decolonial. Para Frantz Fanon,
“la descolonización es verdaderamente la creación de hombres nuevos”, es decir,
la superación colonial introduce “uma nueva humanidad”, pues el sistema
colonial, al construir y perpetuar estereotipos, lleva, como Fanon denunció
constantemente, a la deshumanización mediante la cosificación del ser humano a
través de la esclavización, racialización, patrimonialización y
patriarcalización, extendidas por la tecnologia y exacerbadas por el modo de
producción capitalista.
Estos elementos
caracterizan lo que hoy se denomina colonialidad. Según el sociólogo peruano
Aníbal Quijano, uno de los principales estudiosos del tema, las dimensiones de
la colonialidad del poder, del saber y del ser se refieren a una lógica de
relación colonial que persiste entre los saberes, modos de vida, grupos humanos
y Estados-nación, incluso después del fin del colonialismo. La colonialidad del
poder conecta las prácticas y los legados del colonialismo europeo con las
formas de conocimiento y las órdenes sociales, estando profundamente ligada a
la globalización y a la constitución de América. La idea de raza fue creada
para naturalizar a los colonizados como inferiores a los colonizadores. Por
otro lado, la colonialidad del ser emerge del poder ejercido sobre los cuerpos,
subordinando y moldeando las expresiones identitarias. Finalmente, la
colonialidad del saber aborda la hegemonía del conocimiento eurocéntrico en el
mundo.
Me refiero al tema de
la colonialidad porque este fue el centro de los debates del último encuentro,
confrontando los neocolonialismos. Tomo nota de la relatoría a cargo de mi
dilecto amigo Alberto Fikippi, la Declaración Final. Con el epígrafe
Colonialismo, Descolonización y Neocolonialismo: una Perspectiva de Justicia
Social y del Bien Común, el documento aprobado por aclamación en la Casina Pío
IV en la Ciudad del Vaticano, es una síntesis del rico debate, unánime en que
las perspectivas decolonial y descolonizadora son "la base necesaria de
una cultura jurídico-política para la formación de magistrados y defensores del
derecho y de quienes conciben y promueven el acceso a la Justicia de los más
débiles y desamparados". No por casualidad, de este encuentro se nutrió el
movimiento que llevó a la institucionalización del Comité Panamericano de
Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana, y del Instituto de
Investigaciones Jurídicas Fray Bartolomé de las Casas, ahora copartícipes de
este taller (cf. SOUSA JUNIOR, José Geraldo de. Descolonizar el Mundo y la
Vida, una Misión Liberadora, en Goiânia-GO: Comisión Dominicana de Justicia y
Paz Brasil, 2024).
El tema se vuelve aún
más exigente cuando plantea la noción de humanidades digitales. Curiosamente,
encontré esta cuestión a partir de un ensayo de Deivison Faustino, de la
Universidad de São Paulo, y Walter Lippold, de la Universidad Federal
Fluminense, titulado ¿Qué humano es este de las humanidades digitales? Por una
crítica hacker-fanoniana al peso del nerd blanco (https://
revistas.ufg.br/teoria/article/view/76256).
En este artículo, los
autores proponen un diálogo entre las teorías antirracistas y el campo de las
humanidades digitales, fundamentado en el pensamiento de Frantz Fanon y las
producciones teóricas del hacktivismo. Abordan “algunas posibilidades de la
historia en una sociedad digitalizada, pero también las contradicciones que se
manifiestan en este fenómeno. Las relaciones entre capitalismo, colonialismo y
racismo son fundamentales para las investigaciones centradas en las humanidades
digitales. Aunque el colonialismo, según Fanon, sea principalmente una forma
particular de explotación económica, su reproducción sería inviable sin
recurrir a formas específicas de dominación y soberanía donde el racismo actúa
como elemento fundamental. En el artículo, partiendo del método fanoniano de la
sociogenia, se busca articular estos saberes con el campo de las humanidades y
la historia digital.
Sin embargo, la
naturaleza y profundidad de las violencias que acompañaron el advenimiento de
la modernidad, e incluso del humanismo occidental, así como su crítica,
permiten plantear las siguientes preguntas: ¿qué humano es este de las
humanidades digitales? ¿Qué posibilidades teóricas para la historia emergen del
cruce entre la crítica hacker-fanoniana y las humanidades digitales? El
colonialismo está inscrito en la teoría de la historia bajo la égida de la
ideología eurocéntrica, ocultando producciones teóricas africanas y
afrodiaspóricas, y despreciando herramientas intelectuales, métodos y conceptos
cruciales para comprender nuestra sociedad. Al igual que en la cibercultura, el
colonialismo digital proyecta la ideología californiana con la rehabilitación
del peso del hombre blanco, ahora reformulado bajo el peso del nerd blanco.
Aquí se proyecta el horizonte de los Estudios Hacker-Fanonianos, en los que el
uso de tecnologías digitales en la investigación y docência debe ir acompañado
de una comprensión de cómo estas son posibles, qué relaciones de producción
ocultan y cómo se realizan”.
Sería necesario adoptar
una aproximación cibercultural que ya formula, en un campo interpelante,
debates sobre lo poshumano, explorando los límites de la posibilidad de
humanización de las máquinas y estableciendo nuevas cuestiones que actualicen
interrogantes que siempre nos han inquietado. En un artículo de Roberto
Marchesini (https://www.ihu.unisinos.br/categorias/607810-sempre-fomos-pos-humanos-filosofia-pos-humanista-e-natureza-humana-artigo-de-roberto-marchesini),
esta interpelación genera el desconcierto de una constatación que la filosofía
poshumanista pone en discusión:
“Al considerar la téchne o la
alteridad animal como un evento relacional capaz de hacer emerger nuevas
dimensiones existenciales, no en contradicción, sino en consonancia con la
naturaleza humana. Mientras que el humanismo, incluso al utilizar la tecnología
y muchas veces precisamente a través de ella, persigue mitopoyesis de
purificación de la esencia humana, que busca procesos de disyunción y de
verticalización en relación con lo telúrico, es decir, de elevación, la
filosofia poshumanista habla de ritos de contaminación que hacen que el ser
humano sea cada vez más mestizo y ampliado con el mundo, en un proceso de
horizontalización”.
Se trata de una
“hibridación ontopoética, [que] considera todos los efectos que la relación con
la téchne ha producido en la historia de la humanidad, dando uma connotación
precisa al término poshumano, no ya como una condición futura, sino como una
condición inherente al ser humano, una entidad que, desde sus primeras
expresiones, ha hecho de la hibridación una de las características más típicas
de su propia naturaleza. Por lo tanto, se puede afirmar que siempre hemos sido
poshumanos”.
Se puede afirmar que la transformación digital que está
ocurriendo adquiere ahora un impulso extraordinario con la llegada de
tecnologías digitales moldeadas por la convergencia, mediante la fusión de las
esferas físicas, digitales y biológicas que se entrelazan en su trayectoria.
Esta transformación no se limita a las características principales que
tradicionalmente se han identificado, em una categorización promovida desde el
ámbito económico-funcional, para responder a la llamada Revolución Industrial
4.0:
• Exponencialidad: La
aceleración del desarrollo digital, mucho más rápida que la linealidad del
mundo analógico.
• Tiempo real
(real-time): Todo ocurre en el presente, incluyendo los retroalimentaciones
constantes.
• Big Data: Información
en tiempo real almacenada en servidores de capacidad exponencial o en la nube,
formando una inmensa base de datos donde todo se mide y cuantifica,
convirtiéndose en el activo más valioso mediante métricas.
• Interconectividad:
Efectos de red que abarcan múltiples aspectos de la vida, desde el ritmo
cardíaco y los compromisos de la agenda hasta las previsiones meteorológicas y
los perfiles electorales.
• Inteligencia
artificial: Que abarca desde la automatización de procesos hasta la sustitución
de muchas capacidades cognitivas e incluso, en algunos casos, creativas.
Estos elementos
delinean un panorama en el cual las tecnologías digitales no solo transforman
la vida cotidiana, sino que también reconfiguran las dinámicas sociales,
económicas y culturales, exigiendo una reflexión crítica sobre el alcance y las
implicaciones de este cambio acelerado en las estructuras humanas y poshumanas.
Destaco algunos
escenarios. En todas las esferas, tanto públicas como privadas, está surgiendo un
malestar pedagógico relacionado con el uso indisciplinado de dispositivos como
celulares, iPads y tabletas en las aulas de todos los niveles educativos. La
respuesta inmediata y simplista há sido la prohibición de su uso. Sin embargo,
¿de qué sirve avanzar tecnológicamente si se limita el beneficio de un uso
razonable? Sobre este tema, retomo las observaciones de Nize Maria Campos Pellanda
y Karla Rosane do Amaral Demoly, de la Universidade de Santa Cruz do Sul y la
Universidade Federal Rural do Semi-Árido, respectivamente, en su artículo “As
tecnologias touch: corpo, cognição e subjetividade”
(https://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103 56652014000100006).
Según las autoras, la
cuestión central respecto al uso de estas herramientas radica en desbanalizar
la relación del estudiante, especialmente de los niños, con los instrumentos
pedagógicos, ofreciendo elementos disruptivos que movilicen la autorregulación.
Ellas se basan en la lógica propuesta por Humberto Maturana y Francisco Varela
cuando distinguen entre máquinas alopoiéticas y autopoiéticas. Al respecto,
explican:
“Es interesante
recordar que estos dos biólogos acuñaron el concepto de autopoiesis como
elemento teórico central de la teoría cibernética de la biología de la
cognición. Estos investigadores
abordaron una cuestión fundamental: explicar qué poseen los sistemas vivos que
nos permite calificarlos como tales. La autopoiesis es un concepto creado para
dar cuenta del fenómeno de la vida, para explicar procesos moleculares, el
operar en organismos vivos. Los humanos comparten esta misma dinâmica molecular.
El término, de origen griego, significa: auto - por sí mismo, y poiesis -
producción, lo que implica que el vivir ocurre de manera autoproducida en los organismos
vivos. La autopoiesis se refiere a la dinámica circular autoproducida de los
organismos vivos, diferenciándolos de los no vivos. La vida se mantiene
mediante la dinámica autopoiética y la congruencia con el entorno; la pérdida
de una u outra puede llevar a procesos destructivos.”
Recordando que
previamente utilicé el concepto de hibridación ontopoiética de Roberto Marchesini,
volver a Humberto Maturana permite rescatar su mensaje en colaboración con
Gerda Verden-Zöller:“... el aprendizaje de lo emocional es transferible.” (p.
63). Esta idea sintetiza que, en el presente y junto a los niños, tejemos
nuevas redes de sostenimiento para la comunidad humana (MATURANA, H. y
VERDEN-ZÖLLER, G. Amar e Brincar - fundamentos esquecidos do humano. São Paulo:
Palas Athena Editora, 2011, 3ª edición).
En esta dimensión, es
pertinente asociar este enfoque de aprendizaje no solo como un acto pedagógico
escolar, sino también como una posibilidad pedagógica para el ejercicio pleno
de la democracia.
Es lo que nos muestra
Barbara Freitag (A Norma Social: gênese e conscientização, en Sousa Junior,
José Geraldo de (org.), Série O Direito Achado na Rua, vol. 1: Introdução
Crítica ao Direito. 4.ª edición. Brasília: Editora UnB, 1993), al reflexionar
sobre las “Influencias positivas (de la escuela) sobre la reconstrucción y
concienciación de la norma” y sostener que uno de los principales obstáculos
para que este proceso se consolide es “la exclusión de los niños de la escuela
y la imposición a los niños fuera de la escuela de someterse a los dictámenes
de los mayores y de las clases dominantes, integrándolos prematuramente en el
proceso laboral para garantizar su supervivencia. Psico-genéticamente y
sociológicamente hablando (Max Weber, Émile Durkheim, Jean Piaget), el juego
pasa a ser, como hemos visto, una etapa previa y una condición indispensable
para la construcción individual y colectiva de la norma. Los niños que ‘juegan’
en el patio de la escuela o en las calles están construyendo y reconstruyendo
el mundo de las normas de los adultos. Cuanta más autonomía tengan, más
inventivas y democráticas serán al reconstruir la sociedad (brasileña) con
normas más justas y aceptables para todos”.
Sin embargo, pese a la
adhesión que merecen los estudios decoloniales al abrir condiciones críticas
para repensar la emancipación en estructuras sociales subalternizadas por
neocolonialismos, resulta pertinente añadir una nota de reposicionamiento a
esta perspectiva, teniendo en cuenta las consideraciones de Ailton Krenak en
una presentación reciente durante la inauguración de la Cátedra Darcy Ribeiro
en la UFMG (https://ufmg.br/comunicacao/noticias/ailton-krenak-nao-temos-defazer-critica-decolonial-e-sim-contracolonial).
La intervención de Krenak estuvo atravesada por un llamado al pensamiento
libre, no esquematizado ni sometido a estructuras previas o excesivamente formalizadas
que, según él, son inherentes a un mundo poco comprometido con el
enfrentamiento de las “crisis sistémicas”. Krenak criticó la excesiva
dependencia del conocimiento producido en países desarrollados, como si este fuese
indispensable para validar el conocimiento producido localmente, y cuestionó el
uso acrítico del concepto de “pensamiento decolonial”. “Soy invitado por muchos
de ustedes a leer sus tesis y disertaciones, y veo que hacen allí una ‘crítica
decolonial’. Y me pregunto: ¿estamos en Europa?”.
En un tono desafiante
añadió: “No tenemos que hacer una crítica ‘decolonial’, debemos hacer uma crítica
contracolonial. Tenemos que denunciar y desmontar el pensamiento colonial como
algo que se perpetúa incluso en nuestra propia manera de producir conocimiento.
Muchas veces pensamos que estamos produciendo nuevas epistemologías, pero estas
están impregnadas de pensamento colonial, llenas de vicios”.
Esta perspectiva
contracolonial ya había sido planteada anteriormente por el poeta, escritor y quilombola
Antonio Bispo dos Santos en su libro Colonização, quilombos: modos e
significações (Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Inclusión en la
Enseñanza Superior y en la Investigación – INCTI/Universidade de Brasília –
UnB, 2015).
Para Bispo dos Santos, tanto
la decolonialidad como la contracolonialidad tienen funciones importantes, y un
concepto no invalida al otro: “Si has sido colonizado y esto te incomoda, necesitas
luchar para descolonizarte y descolonizar a los tuyos. Eso es la función de la
decolonialidad. Yo soy quilombola, no he sido colonizado. Porque, si hubiera
sido colonizado, sería un negro incluido en la sociedad brasileña.
Entonces, en mi caso,
tengo que contracolonizar – contradecir al colonialismo. (…) El colonialismo está
vivo, cada vez más sofisticado”.
Desde esta perspectiva
podemos comprender cuando Krenak habla de la Tierra y de las Humanidades, en
plural, al transmitir con maestría una de las “enseñanzas compartidas por los
pueblos originarios: la Tierra y la Humanidad caminan juntas. Necesitamos
entender que somos una ínfima parte que compone la naturaleza y que, ahora más
que nunca, estamos imposibilitando la vida”.
Realicé este registro
en http://estadodedireito.com.br/o-sistema-e-o-antissistema-tres-ensaiostres-mundos-no-mesmo-mundo/,
recordando que, para Krenak, lo esencial “es que podamos abrirnos a otros
mundos donde la diversidad y la pluralidad también estén presentes, sin ser
perseguidas, sin ser humilladas, sin ser silenciadas. Y que también podamos
experimentar vivir en un mundo en el que nadie necesite volverse invisible, en
el que podamos ser quienes somos, cada uno con su singularidad, humanos en
nuestras competencias, en nuestras deficiencias, en nuestras dificultades. Y
que también seamos capaces de reciprocidad, un lema que debería estar entre
aquellos que proponen que nos unamos para pensar en otros mundos”.
En Futuro Ancestral,
así como en Ideas para posponer el fin del mundo, Ailton ya hablaba de una
humanidad fecundada en uma ancestralidad que une en lugar de separar, y que,
contrariamente al sentido antropofágico de los humanos que se consumen
mutuamente en una revificación destinada al entredevorarse, supera la carencia
de sentido de un cosmos vaciado por esta antropofagia:
“Nos sentimos como si estuviéramos sueltos en
un cosmos vacío de sentido y desresponsabilizados de una ética que pueda ser compartida,
pero sentimos el peso de esa elección sobre nuestras vidas. Constantemente
somos advertidos sobre las consecuencias de esas elecciones recientes que hemos
tomado. Si pudiéramos prestar atención a alguna visión que escape de esta
ceguera en la que estamos inmersos em todo el mundo, quizás pueda abrir nuestra
mente hacia alguna cooperación entre los pueblos, no para salvar a los otros,
sino para salvarnos a nosotros mismos”
Se trata de regenerar
una Tierra canibalizada por una humanidad que se ha apartado de ella, inmersa
en una ilusión utilitaria de la que necesita ser liberada, para que sus
territorios dejen de ser el repositorio de los desechos de la actividad
industrial y extractivista (http://estadodedireito.com.br/a-vida-nao-e-util/).
En síntesis, propone pasar del estadio de la florestania —que ya se había
desarrollado como alternativa a la reducción política de la localización en la
ciudadanía y las múltiples posibilidades de reivindicar derechos que no se
estanquen en el esfuerzo de limitarse a igualdades— al estadio ampliado de las
alianzas afectivas.
Por otro lado,
siguiendo la lógica de identificar la voracidad canibalizadora de la acción de
captura que el mercado ejerce sobre los bienes no económicos para ponerles
precio, ya es posible ver la saliva de su apetito cuando se piensa en la
codicia que la perspectiva de la inteligencia artificial combinada con la
tecnología de la educación a distancia dirigirá hacia el ámbito de la cultura y
la educación.
Llamé la atención sobre
estos desafíos durante la CRES+5 – III Conferencia Regional de Educación
Superior: La Universidad hoy en América Latina y el Caribe (Brasilia, marzo de
2024), cuando fui invitado por los organizadores a realizar la conferencia de
clausura del evento, que sugerí titular: “La Universidad, hoy, en el contexto
de América Latina”.
Las universidades, como
las iglesias, las corporaciones, los jueces, el país entero, han reflejado esta
polarización de visiones del mundo que ocurre hoy en Brasil y en el mundo. En
las universidades, específicamente, se han formado grupos leales al modelo
neoliberal y recientemente tuve noticias de la formación de una asociación de
profesores de derecha que predican la creencia neoliberal. Hace mucho tiempo
que el capitalismo universitario se instala en el ambiente académico para una
acción de erosión privatizante que socava la estructura del interés social que
la universidad pública insiste en preservar.
La Constitución de
1988, en Brasil, y las constituciones de carácter plurinacional
democrático-participativo que se han adoptado en la región latinoamericana y
caribeña, han sido la expresión de una formidable movilización de la comunidad
académica y de la sociedad civil, que se orientó por el concepto del papel
social que realiza la universidad y de que la educación es un bien público, e
incluso cuando se realiza de manera privada, por impulso del mercado, no puede
desviarse de los valores que el Constituyente plasmó en su texto. Estos
principios son corolarios de dos institucionalidades fundamentales, que lo que
se ha caracterizado como un constitucionalismo latinoamericano, que yo a mi
modo caracterizo como constitucionalismo encontrado en la calle, ha refrendado
y que reclaman su defensa intransigente, ya por lealtad a la soberanía popular
que se manifiesta en procesos constituyentes, ya por compromiso histórico, como
se ha destacado anteriormente: la autonomía universitaria y la libertad de
enseñar de modo que no se desvíe por la emulación del éxito (propia de una
colonialidad del tener), sino que busque alcanzar la felicidad (Mbembe), en el
horizonte emancipatorio del buen vivir (colonialidad del saber y del poder).
Para más información, consultar en
https://www.ihuonline.unisinos.br/artigo/7625-future-se-valoriza-o-privado-e-nao-acena-para-o-ethos-academico.
Son recorridos
emancipatorios, con rutas plurales, en sus condiciones sociales y políticas,
actualizadas en ensayos proyectivos en el horizonte democrático y
constitucional. Estas consideraciones presenté en mi conferencia magna durante
el Publius 2024 XII Congreso de Derecho Constitucional, en la ciudad de Recife
(Pernambuco), en Brasil (Publius 2024 XII Congreso de Derecho Constitucional
“Derecho, Constitución y De(s)colonialidad Digital (Posibilidades de
Aproximación de la Teoría Crítica De(s)colonial y efectos derivados de la
revolución digital en curso)”. Horizontes democráticos para la descolonización
del mundo digital.
Se trata de alcanzar un
nivel que, junto con Antonio Escrivão Filho (ESCRIVÃO FILHO; SOUSA JUNIOR, José
Geraldo de. Para un Debate Conceptual Teórico y Político sobre los Derechos
Humanos. Belo Horizonte: Editora D’Plácido, 2016), especialmente en el Capítulo
V – América Latina, desarrollo y un Nuevo Constitucionalismo Encontrado en la
Calle, páginas 123-150), enunciamos, vale decir, que el Constitucionalismo
Encontrado en la Calle viene a aliarse a la Teoría Constitucional que recorre
el camino de retorno a su función social. Una especie de devolución conceptual
a la sociedad, de la función constitucional de atribuir el sentido político del
Derecho, a través del reconocimiento teórico-conceptual de la lucha social como
expresión cotidiana de la soberanía popular. Un reencuentro entre la Teoría
Constitucional y el Derecho comprendido como la enunciación de los principios
de una legítima organización social de la libertad (p. 149).
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